miércoles, 14 de diciembre de 2016

Reflexiones sobre un mundo extraño

 ¿Que pasa cuando una pistola es introducida en nuestra boca?


 Si el que la introduce es otro, es bastante sencillo: Durante un instante ,él , se transforma en un dios inmisericorde ante el cual la insumisión significa una muerte segura. Esta fracción de tiempo infinita y terrible solo nos dejas dos salidas: Vivir sometidos brevemente o morir inmediatamente.
Pero, y ahora llega la parte interesante de la cuestión, ¿Que pasa cuando los que insertamos la pistola en la boca somos nosotros mismos?
Aún más ¿Por que optamos por la boca?¿No es la sien o la frente un sitio más seguro para ver cumplido nuestro propósito?
Hay algo terriblemente trascendente en ese gesto ( Por la boca muere el pez, no hay que olvidarlo) ¿Acaso nos transporta a ese gesto de lactante que es chuparse el dedo? Intentamos refugiarnos en nuestros principios para hacer frente a nuestros finales, la vida y el tiempo es circular, dos momentos coexisten en un mismo momento. El joven Kurt se chupa el dedo al mismo tiempo que el viejo Covain lame una escopeta cerrando el ciclo.
A pesar de toda esta trascendencia, el final esta cantado, quizás por haberse convertido casi en un fenómeno natural. ¿Buscamos regresar a esa ingenua felicidad infantil cuando apretamos el gatillo? Nunca lo sabremos.
La bala atraviesa nuestro cráneo, buscando nuestro recuerdos felices. Encuentra el amor hacia la familia, los veranos con los amigos, el primer amor, la primera vez, aquel libro que nos supo enamorar, ese cantante que solo cantaba para nosotros en una sala llena de gente...
Todos esos recuerdos salen de nuestra cabeza para estamparse contra una pared de hormigón gris como un súbito florecimiento de primavera. La pistola cae de nuestra mano totalmente saciada después de eyacular, mientras exhala el humo del cigarrillo de después.
Para ella ha sido algo mecánico y nada trascendental.

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